La Flor porteña volverá a renacer

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Después de seis años inertes, la insignia de la ciudad volverá a abrir y cerrar sus pétalos, además de la vuelta de sus tradicionales luces.

El final del verano llegará con buenas nuevas a la ciudad. Con el ocaso del clima caluroso y el adiós de las vacaciones, una flor recobrará vida luego de pasar más de media década dormida. En la primera semana de marzo, La Floralis Genérica de la Plaza de las Naciones Unidas volverá a abrir y cerrar sus pétalos como era de costumbre, pese a que hace seis años que no realizaba movimiento alguno por una falla técnica.

La colosa de acero y aluminio tiene un problema en su sistema hidráulico y  tuvo que apagarse por seguridad. La obra pesa un total de 3500 kilos, mide 23 metros y se movía de acuerdo con la intensidad de la luz del día, haciendo una réplica exquisita de la naturaleza.

No obstante, ya trabajan para reivindicar su belleza y festejar su vuelta con doble celebración. La fecha tentativa para la reinauguración de la escultura sería el ocho de marzo, que Coincide con el día Internacional de la Mujer. Actualmente, se encuentra entre andamios, tapada por vallas que hacen extrañar el ícono cultural que se convirtió en una referencia de la capital.

Asimismo, cuenta con otro detalle que aqueja la belleza de la “obra ambiental”. Además de la reparación del sistema de ingeniería de su estructura, uno de sus pétalos presenta daños ocasionados por factores climáticos. El no haber realizado su movimiento “natural” le pasó factura a la creación del fallecido arquitecto Eduardo Catalano.

Además, el rejuvenecimiento será absoluto. Volverán las luces a la nueva referencia de la ciudad porteña, aquellas que tenía en las puntas de los pistilos, en los tallos y en suelo. Sin embargo, serán cambiadas por una nueva tecnología LED, que le darán un aspecto más moderno sin sufrir modificación alguna.

La idea original de la Floralis es que abra sus pétalos a plenitud desde las ocho de la mañana y los contraiga cuando esté por finalizar el día. De igual forma, tiene sensores que hacen un “repliegue” en caso de que se registren vientos de más de 30 kilómetros por hora, para evitar peligros en su esqueleto.

Paralizada desde septiembre

Un dispositivo de seguridad fue el empujón para que reacondicionaran la escultura. La Floraris tuvo que ser clausurada en septiembre del pasado año, luego que corría el riesgo de desplomarse. Con esta envión anímica, se aprovechó para realizar la inversión total de “embellecimiento”, que ronda los cuatro millones de pesos.

La joya de la avenida Figueroa Alcorta se convirtió en un lugar esencial para el turismo en la ciudad  y su recuperación será de interés coelctivo. Muchos son los turistas que a diario se disponen a tomar una foto junto a la flor, que también es disfrutada y admirada por los residentes de la capital.  En aquél momento, cuando funcionaba a la perfección, tenía un costo mensual de 12.000 pesos para su funcionamiento.